Este es uno de esos libros en los que ves la portada, y quieres comenzar a leerlo, aunque el título de la obra es también bastante atractivo “100 puertas”, al ver el título y la portada ya comienzas a imaginar e imaginar escenas, si bien me estuve conteniendo un poco a leerlo, por el hecho de que he leído en algunos blogs que el libro es un poco infantil, he omitido ese comentario y me he puesto manos a la obra con esta lectura.

El libro comienza de una manera un poco floja, si bien no aporta mucho a la diversión y tampoco a la imaginación, se nos dan los datos de los personajes y se nos comienza a introducir en la historia narrada por un tercero. Debo decir que no me agradó mucho el comienzo y llegué a pensar que el libro sería aburrido en todo su recorrido, no obstante hay circunstancias en las cuales se nos obsequia un poco de curiosidad (Justa y precisa diría yo). Por ejemplo cuando se le cuenta a Henry que la puerta de la habitación del abuelo de la familia lleva cerrada desde su fallecimiento (Hace dos años), y nadie a intentado abrirla desde entonces (Ahí en ese momento comencé a realizar decenas de conjeturas), por otro lado cuando al chico le cae un poco de escayola en el rostro al estar en su cama y este luego por la curiosidad comienza a raspar la pared y se encuentra con un montón de puertas (Momento épico).

Lo que en un principio me pareció lento, llega a dar un cambio moderado en un punto de la lectura ya que Henry comienza a indagar un poco el origen de las puertas, a donde llevan y por que están ahí junto a su prima Henrietta. Luego de que su prima sale del escenario por unas páginas y Henry se da la tarea de buscarla por la gran cantidad de puertas y mundos que estas conectan, se comienzan a esclarecer mucho detalles importantes de la historia, como la historia del abuelo, del padre, de la madre, y de las puertas es aquí realmente cuando comenzamos a disfrutar el libro prácticamente sin pérdida hasta el final.

La obra como tal me pareció bastante entretenida, y más aún con el humor de la prima de Henry, Henrietta, que siempre tenía una ocurrencia por lo general muy graciosa, o en su ausencia algo que decir y que fue una buena compañera en esta aventura. El argumento de la obra me a encantado, y la narrativa del libro es bastante elocuente y sencilla de seguir, si bien lo he dicho antes no me canso de decir que la fantasía es uno de mis géneros literarios preferidos. Por ello te recomiendo leer este libro si tienes ganas de leer un libro en donde quieras que la fantasía, el humor y el misterio sean los que te guíen por el trayecto de las páginas.

Cuando comencé a leer este libro, pensé que era una lectura independiente (Sólo un libro y listo), pero al terminar de leer el libro me a parecido que cerraba de una forma medio abierta, entonces al indagar un poco sobre el asunto me he dado cuenta que pertenece a un trilogía que corresponde al nombre de este primer libro “100 puertas”, y los otros dos llevan por nombre: El Fuego del Diente de León (II) y El Rey Chestnut (III), estos dos quedan apuntados para leerlos en un futuro, pero por ahora tengo otras lecturas en mente. Sin más que decir en esta ocasión me despido.